Cuenta la tradición que cuando Santa Rita agonizaba pidió a una de las hermanas de comunidad que fuera al jardín y le trajera una rosa. Esto era imposible, pues era uno de los días más duros del invierno en la Umbría. La monja creyó que la santa deliraba, pero tanta fue su insistencia que bajó al jardín y, para su sorpresa, encontró una hermosa rosa roja que desprendía una agradable fragancia.

Desde entonces, por honor a Santa Rita patrona de imposibles, la familia agustiniana bendice rosas para pedir a Dios por las causas imposibles. Este año también nos hemos reunido como comunidad para bendecir rosas en honor de nuestra patrona.

El día 22 el templo parroquial abrió a las 8:45 y comenzó la distribución de las rosas. Cada persona oró a Santa Rita con una historia diferente; algunos compraban rosas para pedir favores o dar gracias por los favores recibidos.

Tal es el caso de María una chica de 21 años que tras una grave enfermedad consiguió un trasplante de pulmón. La madre y la hija se confiaron a Santa Rita y este 22 de mayo se acercaron al templo para dar gracias a Dios por la intercesión de nuestra patrona.