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Con una nueva imagen de Santa Magdalena celebramos a nuestra Fraternidad Seglar

Con una nueva imagen de Santa Magdalena celebramos a nuestra Fraternidad Seglar

Con una nueva imagen de Santa Magdalena celebramos a nuestra Fraternidad Seglar

Hoy celebramos a Santa Magdalena de Nagaski. Patrona de la Fraternidad Seglar Agustino Recoleta.

Santa Magdalena de Nagasaki es la patrona de la Fraternidad Seglar Agustino Recoleta. Siendo una gran festividad para la toda la Orden de Agustinos Recoletos, lo es especialmente para los miembros de la Fraternidad Seglar que se comprometen a trasladar la buena nueva que es Cristo con sus vidas sencillas, como hizo Santa Magdalena de Nagasaki. Leer más…

Fray David Conejo, OAR que tiene mucha relación con nuestra comunidad nos cuenta más sobre magdalena con la presentación de su nueva obra: “Martirio de santa Magdalena de Nagasaki”.

Alejandro DeCinti – Fr. David Conejo
Martirio de Santa Magdalena de Nagasaki
Óleo sobre lino. 140x160cm
Madrid 2022

La escena representa alegóricamente el martirio de Santa Magdalena. Esto quiere decir que no es una representación fiel desde el punto de vista histórico, sino que se han querido introducir elementos simbólicos que hablan de elementos claves de la vida cristiana que se hicieron presentes en la vida y pasión de esta santa agustina recoleta.

La composición muestra como protagonista a la Santa mientras es preparada por sus verdugos para sufrir la tortura de la horca y la hoya. Su cuerpo imita la posición de Cristo en la cruz, recordándonos que el mártir asocia su sufrimiento a la pasión redentora del Señor. Sus manos exhiben un antiquísimo gesto que desde la antigüedad es el símbolo de la palabra, y que posteriormente adquirió en el arte cristiano el carácter de la bendición. De esta forma, Magdalena habla al espectador con su martirio, habla de Cristo, segunda persona de la Trinidad, y a la vez bendice. Bendice a los fieles y a sus torturadores.

En el lado derecho del cuadro se retrata a tres personajes. Los dos autores del cuadro han querido reflejarse en la composición como devotos que presencian el martirio de la Santa. El primero, con hábito agustino recoleto, evoca la presencia del Padre con su mirada elevada al cielo, y al Espíritu Santo con sus manos dispuestas en forma de paloma. El segundo personaje se muestra en actitud reflexiva y orante, de cierta forma amenazado por la espada del tercer personaje: un soldado vestido de rojo cuya particularidad es la de no tener ojos, símbolo del Maligno; aquel a quien su orgullo ha cegado. Estos tres personajes recuerdan que, aunque el hombre pueda estar bajo la espada del mal, para quienes invocan al Padre en el Espíritu, por los méritos de Cristo, no hay muerte que los pueda vencer.

Los tres verdugos que sostienen a la Santa representan tres actitudes que pueden ocurrir ante el sufrimiento del mártir. El primero, en contraposición al fraile, mira también al cielo, queriendo buscar el bien, pero es un bien aparente el que busca. La fuerza con la que desea atraer ese bien hacia sí es la misma que procura muerte y dolor al inocente. El segundo, vestido de blanco, representa una falsa candidez. Es quien no se compadece y ríe ante el dolor ajeno, por eso también lleva en sus vestidos el color rojo sangre. El tercero, vestido de púrpura, color penitencial en la simbología cristiana, es aquel que está abierto a la conversión y al arrepentimiento. Duda y deja abierta la posibilidad de cambiar su actitud. Un cuarto personaje, que no está en contacto con la Santa, es representación del espectador, por ello no tiene un rostro definido. Puede ser cualquiera de nosotros. Tiene en su mano la posibilidad de involucrarse en el sufrimiento del otro o de no ser parte de ello.

De todos los personajes, destaca que la única con una mirada fija es Magdalena. Su rostro refleja serenidad, pero también dolor. Interpela al espectador con su mirada y su testimonio. Está a punto de ser sumergida en un pozo que intencionalmente se ha pintado como de aguas límpidas. Es recuerdo del bautismo, por el cual ella ha pasado de la muerte a la vida en Cristo, y sella de modo perfecto con la entrega generosa de su vida por la confesión de la fe. Un último elemento, tomado de las actas del martirio de Magdalena, es el rosario de nudos que la Santa lleva en su mano. Evoca la presencia de María, reina de los mártires, y las oraciones y cantos que la Santa elevaba a Dios mientras era torturada.

Author: PasCom

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