Voy a presentar a Lola. Lola es mi mujer, obviamente, y la veo con los ojos del enamorado. Es una mujer y madre excelente (probablemente como todas), pero la diferencia es que sólo ella es capaz de llevar una casa con las peculiaridades que tiene nuestra familia. Requiere mucha paciencia, entrega, constancia, generosidad y mucha paciencia. Y digo paciencia dos veces porque se necesita el doble de paciencia que de otras virtudes para aguantarnos a los 8 niños que estamos en casa. Lola es el cimiento de la casa, es la ama de casa; pero no por sus capacidades directivas, sino porque AMA a su casa, a los integrantes y, principalmente, a su marido (o sea a mí).
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